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sábado, 26 de enero de 2013

... aunque no sea conejo ...


Esa sensación extraña de nuevo recorre cada centímetro de mi piel, mis dedos se entumecen y mis labios húmedos y fríos solo piden tener paz, acomodarse en los de el y encontrar ese lugar en el mundo al que pertenecen. Siempre juntos, siempre deseándose.




Sus manos me acarician tan delicado y suave. Es como si no quisiera romper el silencio, como si el tiempo se detuviera y nuestros latidos rimaran, se mantuvieran abrazados.

Quiero aprenderme cada detalle de su mirada, encontrar el momento exacto para interrumpir sus pensamientos con un "te quiero" y sentir su respuesta.

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