Comenzar un capítulo nuevo nunca es fácil, hay tantos recuerdos que regresan.
Me encuentro en una encrucijada entre lo que quiero y lo que me hace bien. Mis emociones regularmente me nublan el juicio y termino tomando decisiones que no eran las mejores y es que la vida no es generosa cuando te equivocas.
El amor ... Pamplinas, el amor no te salva de nada, el amor te hunde, te quema, te enfría, te corta. El amor es engañoso, y con todo eso nos volvemos masoquistas por qué, que más da una herida más cuando detrás de todo eso hay tanta alegría, felicidad derretida que te cubre y te consume hasta que ya no queda nada.
Me enamore tantas veces y nunca me rendí, pero crecí a base de lágrimas y noches de ansiedad. No soy la única pero si la que decide impulsivamente en seguir. Cuento cada una de mis cicatrices, las colecciono. Sanan pero dejan marca que ningún remedio desvanecerá. No hay palabras que las eliminé. No hay caricias que las borre.
Me he resguardado en los brazos de quién me ha querido y cuando me sentí fuerte nuevamente me fui, escape de un mundo tranquilo por qué pensaba vivir la aventura de encontrar ese amor apasionado, y lo encontré ... Pero no fue lo que necesitaba solo lo que ansiaba. Ilusa, estúpida e impulsiva.
Madure, crecí, aprendí. Ya no quiero un final feliz, ya no busco el amor apasionado que quema, que cala, que electrocuta. Busco paz, busco calma, quiero tranquilidad. Se apagó esa chispa que movía cielos y caminaba hasta el fin del mundo. Me canse.
Quiero libertad para decidir.
Ya me canse de ser la novia eterna.
