Sentir los latidos tan cercanos, uno del otro, y no dejar espacios entre respiraciones para que el tiempo nos interrumpa con un después, dar pasos firmes al ahora siempre.
Despertar cada mañana, con las manos unidas en palabras llenas de promesas que amenazan con sonrisas.
Elegir permanecer juntos haciendo caso omiso de las distancias, de las cicatrices del pasado y los minutos en silencio que sin tenerte ya incomodaban.
Apoyarte en las buenas, en las malas y en las ausencias.
Amarte aquí, allá, en donde estés y en donde me pienses, en donde las distancias nos eviten y en donde nos ataquen, en donde no nos quieran y en donde nos idolatren; amarte sin reservas, sin puntos, sin peros.
Ir al cielo, ida y vuelta, regresar para sentarnos juntos y platicar, recordar que el mundo es mucho mas grande que la palma de nuestras manos pero mucho mas pequeño que nuestros pensamientos juntos.
