Algunos abismos son eternos y otros se van acercando hasta convertirse en un abrazo de gratitud.
Tengo algo que decirte que nunca saldrá del pecho, ahí se quedara encerrado, en algún momento (espero que siempre para que nunca se cumpla) el tiempo nos reunirá y las palabras ya no sobraran.
Desearte lo mejor como cualquiera no tiene que ver conmigo, no te deseo nada. La felicidad la tendrás cuando quieras y los malos ratos cuando tus acciones así lo apetezcan.
En algún momento creí que olvidar era la respuesta pero ahora que vivo de recuerdos admito sin miedo a equivocarme que ciertos momentos son valiosos y que las sonrisas de aquellos tiempos no tienen la culpa.
Disfruto de las ausencias que valen la pena amarrar y de las que poco a poco se sueltan para convertirse en humo que se desvanece entre cortinas de irrealidad.
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